NOTA EDITORIAL
DOI:
https://doi.org/10.35305/barquitos.v4i4.63Resumen
"Abrimos evocando con Percia la figura de Gramsci apresado en una institución total en tiempos del fascismo, diciéndonos cómo la dominación por consenso impone una idea de libertad. ¿Sería una repetición (en su diferencia) de la “ilusión de libertad” que proponía Cabred? ¿Cómo retorna esa ilusión de libertad? Institución total y libertad parecieran no siempre estar en disyunción. Tiempos de oscuridad Resulta difícil hoy, año 2020, año de la pandemia Covid–19, escribir acerca de la libertad que reclaman las luchas contra los encierros manicomiales, cuando la utilización del discurso de la “libertad individual” atenta contra el sostenimiento de cuidados necesarios y empuja a poner esa libertad de mercado como único valor, deslizándose hacia una propuesta de inmunidad de rebaño. Propuesta que muestra en el orillo una indisimulada intencionalidad: “que mueran los que tienen que morir”. Claro ¿quiénes son los que tienen que morir? Mora Jiménez (2020) refiere que en 1981 Hayek –maestro del neoliberalismo– declara en el diario El Mercurio de Chile que una sociedad libre no puede garantizar la manutención de todas las vidas, podría ser necesario sacrificar vidas individuales para preservar un número mayor de otras vidas. Dice Mora Jiménez que Hayek intenta ocultar lo que Adam Smith reconocía: que las víctimas no son aleatorias. (Mora Jiménez, 2020) Este darwinismo social nos resulta tristemente conocido. Es precisamente un común denominador de las más variadas formas de exterminio, de genocidios del cual podemos hacer una lista que se sigue engrosando, desde pueblos originarios, desaparecidos, encerrados, expulsados de sus propias vidas o como los llama Foucault: homicidios..."
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